¿Habrá una ninfa más bella a la que puedas cantarle,
que anime tu corazón para que siga latiendo
en los versos que conmueven a los ríos que se detienen?
¡Eurídice te esperaba sin que tú lo imaginaras
como la esperabas tú cuando pudiste soñarla!
Mírala, Orfeo, te espera, como tu rostro en el agua
cuando descubre el reflejo exacto de tu imagen.