Soy el pantalón doblado en el muñón de un invalido vestido de traje
Soy elegancia
La sincera sonrisa acompañada de un abrazo que un niño entrega a su madre
histérica segundos después de que ésta acaba de golpearle sin motivo
Soy pureza
La pupila seca en el rostro inexpresivo de un anciano que acaba de perder a su
esposa de noventa años
Soy el inconmensurable vacío
El perro de casa, que tras años de lealtad a una familia sale corriendo tras
mirar la puerta abierta y sin pensarlo dos veces se tira boca arriba esperando
que alguien acaricie su barriga y lo alimente
Soy instinto
La responsable madre soltera de diecisiete años cuyas responsabilidades la
llevaron a masticar la madurez minutos después de dar haber probado su
adolescencia
Soy fortaleza
La lacerante desesperanza que nace inevitablemente tras la traición de la
persona a la que le abriste tu alma, solo para ver como se cagaba dentro
Soy amor
La innecesaria venganza en cualquier contexto vestida de justicia,
saciando un dolor propio, dejando uno mayor ajeno
Soy odio
La abuela que habla poco pero dice todo con un gesto, una mirada o un consejo
construido de palabras coloquiales y su amor incondicionales
Soy experiencia
El escritor de primera con una vida de quinta, que sigue malgastando el tiempo,
anestesiando su cargar psicológica con licor y drogas fuertes mientras intenta
comprender el engranaje de su mundo y especie
Soy nadie