La revelación de tu voluntad no ha llegado a sus oídos
Y no deja de rezar.
Dueña y señora de su malestar
Podrá fin a su plegara cuando sepa Tu Verdad.
Sálvala, tú eres el centro de su oración, siempre está atenta.
Libérala, saca su corazón, deja secarlo al sol.
Late tan lento…
Apágalo.
Es duro aprender a vivir sin la fe
De aquella que siempre ha dormido a tus pies.
Tú que has sido capaz de multiplicar el pan,
Has caminado sobre el agua,
Los salvaste del mal.
Tú que has sido capaz de mover montañas,
Calmaste la tempestad…
Dale paz.
Sálvala, tú eres el centro de su oración, siempre está atenta.
Destrózala, saca su corazón, deja secarlo al sol.
Late tan lento…
Apágalo.